Siempre Marcelino

. sábado, 30 de octubre de 2010
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http://www.larepublica.es/spip.php?article21880

Miles de personas han rendido homenaje desde las 12:30 en la madrileña Puerta de Alcalá al dirigente comunista y fundador de CCOO, Marcelino Camacho, fallecido en la madrugada de ayer a los 92 años. Los restos mortales del histórico sindicalista se llevaron hasta el mismo lugar que fue escenario de muchos de sus mítines en los actos conmemorativos del Primer de Mayo y otras reivindicaciones sociales, donde se celebró el homenaje.

El acto de la Puerta de Alcalá fue previo a su inhumación que tuvo luegar en el Cementerio Civil de Madrid.

Marcelino Camacho falleció la madrugada del viernes en Madrid a los 92 años, una muerte que ha producido un profundo pesar en sindicatos, organizaciones empresariales y partidos políticos. Camacho es considerado una figura indiscutible de la transición y de la coherencia en la defensa de los derechos de los trabajadores.

La viuda de Marcelino Camacho ha recordado sus últimas palabras: ’Si uno se cae se levanta y sigue’

El viernes, el color de las banderas de la República, del PCE, de CCOO y de las comunidades autónomas velaban el féretro de Camacho, a quien también le acompañaba su familia y un gran retrato con su frase más celebre: "ni nos domaron, ni nos doblaron ni nos van a domesticar". Desde primeras horas de la mañana fueron miles las personas que pasaron por la capilla fúnebre que se había instalado en la sede de CCOO-Madrid, donde su viuda Josefina y sus hijos no pararon de recibir muestras de cariño y afecto de gentes de toda edad, clase y condición.

El féretro de Camacho estaba instalado en el escenario del auditorio que lleva su nombre, donde su mujer, Josefina, le velaba y le expresaba, desde un banco a la izquierda, muestras de cariño cuando las autoridades, de todos los colores políticos, le testimoniaron su reconocimiento y su agradecimiento. A la derecha le flanqueaba un libro de firmas, en el que las personalidades le tributan su último adiós

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http://www.agitacion.org/diario/component/content/article/676-adios-marcelino-.html

Marcelino Camacho Abad de profesión fresador, casado y con dos hijos, nace el 21 de enero de 1918 en Osma la Rasa (Soria) en una familia de ferroviarios. Su padre es guarda-agujas y su madre guarda-barrera.

Cursa estudios primarios con el sacerdote Feliciano Oliva Bocos, entonces maestreo en el pueblo, y que desea que Marcelino ingrese en el seminario de Burgo de Osma. Y, como todos lo que entonces eran alumnos, es monaguillo mientras va a la escuela. Su padre, que es respetuoso para la religión, viejo militante de la UGT (Sindicato Nacional Ferroviario), y el propio interesado, deciden responder amistosa pero negativamente al deseo del sacerdote.


Terminada la enseñanza primaria, hace el aprendizaje para ingresar en los ferrocarriles, como su padre y como su abuelo. En esta situación le sorprende el 18 de Julio de 1936.


Único hijo varón de una familia de cuatro hermanos, todos de la primera esposa de su padre, a los 9 años ve morir a su madre y a su hermana Nati seguidamente. Después estando encarcelado en la Prisión de Comendadoras de Madrid, en 1941 conocería la muerte de su hermana mayor, Josefa, y posteriormente, en 1969, el fallecimiento de su padre le sorprendería nuevamente preso en la cárcel de Carabanchel.


En enero de 1935 ingresó en el Sindicato de Oficios Varios (UGT) de Osma la Rasa, que en unión de otros reorganizó. Militó en UGT hasta mediados de la década de 1950.


Al comenzar nuestra guerra civil, tuvo que huir al monte, en unión de su padre y otros ferroviarios, para salvar su vida. Un mes más tarde, aproximadamente, pasaría de estos lugares -ya zona nacional- a la zona republicana. Llegado a Madrid en agosto de 1936, ingresa voluntario en la Escuela Central de Transmisiones del Ejército y partió voluntario para el frente republicano en septiembre de 1936. Denunciado por uno que conocía su evasión en el 36 a la zona republicana, fue detenido y juzgado en juicio sumarísimo de urgencia y condenado a 12 años y un día que, revisado inmediatamente después, pasó a ser una condena en firme de seis años y un día. El delito era "auxilio a la rebelión" y los motivos, ser miembro de la UGT y voluntario en el Ejército Republicano, en Transmisiones. Le trasladaron al Campo de Concentración de Reus (Tarragona) donde se formaban los batallones disciplinarios de penados para los Campos de Trabajado. Pocos días después era trasladado desde Reus a Lezo (Rentería Guipúzcoa), destinado al 94 Batallón Disciplinario de Trabajadores Penados. Allí estaban haciendo la pista que une el Fuerte de Guadalupe con Lezo. Enfermó y tuvo que ser trasladado al Hospital Militar Disciplinario de Zumaya. Sufrió una grave infección intestinal que le tuvo 42 días en cama con fiebre muy alta.

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